Es un hecho probado por la ciencia, que la sonrisa y el buen humor aumentan los anticuerpos y nos protegen de enfermedades infecciosas, autoinmunes y tumorales.
Uno de los libros más famosos de la antigüedad, La Ilíada, comienza con la ira de Aquiles ante la injusticia de Agamenón. ¿Pero a donde nos conduce una epopeya llena de guerra y de muerte, de grandes y excepcionales hazañas? La mayor hazaña y el mejor modo de mantener la salud, sigue siendo mantener la postura y sonreír.
Sonreír revitaliza el ánimo y no sólo del que sonríe, sino también el de todos los que están a su alrededor. El arte del chamán, del bufón, del psiquiatra y del buen médico, están en el hecho de que ante las posturas más trascendentales y serias de la vida, saben sonreír (cuando no reírse a carcajada limpia). En las situaciones más tensas, en la mayor discusión, cuando aparece el dolor físico y psíquico... si logras reírte de la situación, automáticamente la habrás cambiado.
Por otra parte, la sonrisa es contagiosa: no solo ayuda a sentirse bien, sino que ayuda a los demás a mejorar su día y este es un efecto multiplicador que se puede devolver en cualquier momento. Sonríele a tu colega de trabajo. Éste a su vez contagiado, le sonreirá a tu jefe, quien se entenderá mejor con su director de finanzas, quien a su vez hará un esfuerzo adicional por acomodar el presupuesto, para encajar ese proyecto en el que tú estás involucrada. Este es solo un ejemplo de que la sonrisa no solo mejora tu salud, sino puede mejorar toda tu vida.
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