Si te quieres ir de vacaciones este verano pero tu presupuesto es ajustado, estas 15 ciudades, países y regiones te van a encantar. Sin tener que perder mucho tiempo planificando y no demasiado lejos de casa te podrás refugiar en verdaderos paraísos sin tener que romper la hucha. ¿Quieres saber más? Sigue leyendo y descubre nuestros 15 destinos baratos para irte de vacaciones en este año.
1. Galicia, España
Galicia es verde, húmeda, histórica y tan hermosa que el corazón te dará un vuelco y no querrás volver a casa. El extremo más al oeste de España es un pequeño paraíso de valles profundos, bosques que parecen sacados de un cuento de hadas y rías en las que el aire es puro, además de algunas de las mejores playas de todo el país. Así que si no tienes planes y no quieres dejarte un riñón en las vacaciones, sube al coche y explora lo mucho que Galicia tiene por ofrecer, desde las paradisíacas playas de Rodas y de las Catedrales hasta la Catedral de Santiago de Compostela o las murallas de Lugo. Tanto se te gustan el mar como la montaña, no podrías haber elegido un destino mejor. Y no te olvides de la gastronomía. Cada bocado que des en Galicia será una verdadera experiencia sensorial.
2. Bosnia – Herzegovina
Mediterránea y balcánica a partes iguales, Bosnia – Herzegovina ha dejado atrás el fantasma de la guerra, o al menos eso parece si te adentras en su cultura, sus paisajes y su historia. Desde cruzar el famoso puente de Mostar (el Stari Most) hasta palpar el legado del horror en Sarajevo (la visita a los túneles es casi imprescindible), una visita a este país te sorprenderá gratamente y no te arruinará. Aunque si salida al mar es pequeña (tan sólo 20 kilómetros de costa Adriática), aprovecha para adentrarte en las callejuelas empedradas, empaparte del verde del paisaje y del azul del cielo y el agua de los ríos, y la confluencia de culturas. Y si buscas algo refrescante de verdad, déjate seducir por la belleza de las cataratas de Kravice. No lo dudes ni un segundo.
3. Gales, Reino Unido
Los amantes del senderismo sólo tendrán que volar hasta Cardiff para disfrutar del fabuloso All Wales Coast Path, un sendero de largo recorrido que te permitirá descubrir a tu ritmo la espectacular costa de Gales, pasando por rincones con tanto encanto como el castillo de Caernafron y la cabaña en Laugharne en la que el poeta Dylan Tomas escribía. Si esto no te acaba de seducir, ¿qué te parecería explorar castillos como no los has visto nunca? ¿O disfrutar del ritmo relajado de ciudades tan hermosas como Cardiff, con un frente marítimo que combina la modernidad con la tradición? Si te gusta la naturaleza, adéntrate en parques naturales como Snowdonia o Brecon Beacons y alucina. Nunca habías visto algo igual.
4. Puglia, Italia
El tacón de la bota de Italia es un rincón poco masificado todavía pero que los italianos adoran. Y no les faltan las razones. Aunque sería imposible incluirlas todas, sus playas de aguas turquesas, acantilados, ciudades en tonos ocres, una gastronomía sublime y el tiempo, que parece haberse detenido son suficientes alicientes como para atreverte a pisar Puglia y tomártelo con calma. Destino ideal para viajar con la familia o amigos, la península de Gargano es un mundo aparte lleno de bosques antiguos, cuevas y pueblos pesqueros llenos de autenticidad. Bari, los trulli de Alberobello, Lecce, Castel del Monte, las vistas de la Murgia o la villa encalada de Locorotondo… En serio, ¿hace falta que sigamos?
5. La Provenza, Francia
Imagina un mar de lavanda, pueblecitos llenos de encanto, ciudades costeras animadas y paisajes que llevan siglos enamorando a artistas y viajeros. La Provenza es todo esto y mucho más. Te recomendamos que te dejes caer por uno de los rincones más seductores de Francia de junio a agosto para disfrutar de los campos fragantes teñidos de violeta (la mejor postal está en la Abadía de Notre-Dame de Sénanque y en el Plateau de Valensole). Y, ya que estás, aprovecha para pasar por el Festival de Aviñón o para sumergirte en alguna de las preciosas calas de la Costa Azul. Enamórate de la magia natural de la Camarga, de las Gorges du Verdon o el paisaje marciano del Sentier des Ocres para luego comer como un rey en pueblecitos como L’Isle-Sur-La-Sorgue, Fontaine de Vaucluse, Stes-Maries-de-la-Mer o visitar las ruinas romanas de Arles y Orange. Sube a la familia al coche y empieza la aventura.
6. Dresde, Alemania
Más de 70 años después de su destrucción durante la II Guerra Mundial, la hermosa ciudad barroca alemana de Dresde vuelve a refulgir como la joya que siempre fue. El hogar de los reyes de Sajonia disfruta desde el año 2005 de la obra maestra que es la iglesia Frauenkirche, además de varios museos de primera clase como el Museo de Historia Militar de Alemania, cuya extensión ha sido diseñada por el genial Daniel Libeskind. Pero no sólo de belleza clásica vive Dresde. Pásate por la ciudad nueva para descubrir su cara más alternativa y canalla. Si después de comer y pasear tanto necesitas un respiro dirígete a la orilla del río Elba y observa el paisaje. Ya que estás, déjate caer por el Parque Nacional de la Suiza Sajona. Perfecto para estar en contacto con la naturaleza.
7. Extremadura, España
Fértil y no demasiado conocida, Extremadura es una de las joyas que oculta España en su interior. Con una colección de monumentos históricos y paisajes naturales de los que quitan el hipo, si pasas tus vacaciones en esta tierra maravillosa te quedarás con ganas de volver. Junta unos cuantos días libres, ponte al volante y móntate una ruta que combine lo mejor de rincones como el Valle del Jerte (la floración del cerezo es en primavera, pero el lugar vale la pena todo el año) y el Parque Nacional de Monfragüe con la historia y el patrimonio de Mérida, Trujillo, Plasencia o el pueblo blanco de Fregenal de la Sierra. Y, por supuesto, haz la ruta del Jamón Ibérico Dehesa Extremadura para que tus papilas gustativas vibren como nunca.
8. Tesalónica, Grecia
Vibrante, moderna y antigua a la vez, Tesalónica es la segunda ciudad más grande de Grecia y una metrópolis cosmopolita a orillas del mar. Atrévete a aventurarte en sus aires mediterráneos y descubre su patrimonio arqueológico (el foro, el Arco Triunfal de Galerio y la Rotunda valen la pena), el legado de Bizancio y del imperio Otomán, sus mercados llenos de productos frescos, sus museos y su gran vida nocturna. Ya que estás, acércate a la sobrecogedora península de Calcídica, un verdadero lujo de lugar con bosques verdes que llegan hasta playas cristalinas en las que el sol motea de dorado el agua transparente.
9. Amberes, Bélgica
A unos 40 minutos en tren de Bruselas, Amberes es una verdadera perla flamenca. Esta ciudad de dimensiones reducidas es conocida por sus deliciosos y suculentos gofres. Pero después de darte un atracón, no te olvides de dar una vuelta. La magia de la segunda ciudad más grande de Bélgica no deja indiferente a nadie. En ella se combinan los símbolos tradicionales y la arquitectura moderna, dándole ese toque chic que te encantará. Deambula por las calles del centro y tropieza con su grandiosa catedral, almuerza un buen plato demoules-frites (mejillones servidos con patatas fritas), cata por lo menos un tipo de cerveza, relájate en un café y cultívate en uno de sus museos. Y cuando creas que lo has visto todo, escápate a Gante o Brujas para seguir soñando.
10. Rumania
Al este de Europa, haciendo frontera con el Mar Negro, Rumania es un país de grandes dimensiones con suficientes encantos como para poder pasar un año explorándolo y no haberlo visto todo. Seguro que te suena por el Conde Drácula, pero te aseguramos que hay mucho más que rincones algo tétricos relacionados con el vampiro más famoso de la historia de la Literatura. Empieza la ruta por Bucarest, con su bonito centro histórico y el segundo edificio más grande del mundo tras el Pentágono: el Parlamento de Rumanía. La misteriosa Transilvania, tierra de bosques y castillos, oculta tesoros como el Palacio de Peles y el castillo de Bran. Mientras que Brasov es una deliciosa ciudad con aires medievales. Y si quieres hacer algo extraordinario, explora las entrañas de la tierra en la salina de Turda, un enorme parque de atracciones a 80 metros bajo tierra que te sorprenderá. ¿Te animas?
11. Madeira, Portugal
De acuerdo, volar a Madeira no es tan barato cómo hacerlo a Ibiza. Pero una vez hayas llegado el coste de la vida es muy similar al de España, pero concentrado en un archipiélago formado por las islas de Porto Santo, Desertas y Madeira. Respira la brisa del Atlántico desde la cima de uno de sus enormes acantilados, disfruta del bullicio de Funchal (su mercado es un festín para los ojos y el paladar), conduce por la costa y disfruta del entorno, haz senderismo por sus bosques de laurisilva, atrévete a saltar en parapente y sumérgete en las piscinas de agua marina de Porto Moniz. Si nunca has visto delfines o ballenas, haz una excursión en barco y abre bien los ojos. Y, por supuesto, no te vayas sin haber visto las casas típicas en Santana.
12. Montenegro
A orillas del Adriático pero todavía fuera de muchos circuitos turísticos, Montenegro brilla por méritos propios. Con paisajes naturales muy bellos concentrados en un territorio de dimensiones reducidas y con menos de 1 millón de habitantes, aprovecha 2015 para descubrirla antes de que se ponga de moda. Podrás bañarte en playas fantásticas, sumergirte en lagos cristalinos, hacer rafting en sus ríos rápidos o senderismo en sus montañas… y luego disfrutar de la movida de sus ciudades. El Monasterio de Ostrong, casi encajado en la roca, es una maravilla. Mientras que la bahía de Kotor, con sus fiordos, te hará sentir pequeño mientras tus ojos intentan capturar la magnitud del lugar. En serio, haznos caso y dale una oportunidad a Montenegro.
13. Túnez
A apenas dos horas de vuelo desde Madrid, Túnez es un país de contrastes fascinante. Aquí encontrarás desde oasis frondosos en medio del desierto hasta un litoral de playas de arena finas en la orilla sur del Mediterráneo. Los tunecinos son un pueblo amable y hospitalario, orgulloso de su pasado y presente que han sabido sacar partido del legado cultural que les dejaron fenicios, cartagineses, romanos, bizantinos y árabes. Así que prepara la maleta y maravíllate ante las puertas azules de Sidi Bou Said, la grandiosidad del anfiteatro de El Jem, las ruinas de Cartago, la isla de Djerba y, por supuesto, los lugares en los que se rodaron las escenas del planeta Tatooine en “La Guerra de las Galaxias”. Aunque no seas ni un poco friki, Matmata te va a flipar.
14. Polonia
Polonia es uno de los países más grandes de Europa y lo ideal es que te lo tomes con calma… o que elijas una región y se concentres en ella. La calidad de vida es similar a la de España y puedes encontrar vuelos baratos con relativa facilidad a algunos de sus aeropuertos. Si te animas, aquí van algunos de nuestros imprescindibles. Cracovia es tan bonita que entenderás porqué casi no resultó dañada durante la II Guerra Mundial, con sus casas de colores y su estilo inconfundible. A las puertas del Báltico, Gdansk es alegre, jovial y rebosa elegancia por los cuatro costados. Varsovia y Poznán son encantadoras. Y el campo de concentración de Auschwitz hará que se te salten las lágrimas. Imprescindible.
15. Albania
Un viaje a Albania es una experiencia en mayúsculas. Este pequeño país al norte de Grecia tiene algunas de las mejores playas del Adriático, casi vírgenes, a lo largo de su litoral. Mientras que sus ciudades vetustas y algo ajadas te atraparán de manera irremediable. Si te gusta la historia, no te pierdas el conjunto arqueológico de Butrinto. Y si vas en busca de naturaleza auténtica, sus cinco grandes lagos saciarán tu sed de paisajes y aventura verde. Eso sí, ten en cuenta que el país no está preparado para el turismo, las infraestructuras y el transporte no son ideales y que la mafia controla el sistema. Recuerda tener cuidado. La experiencia valdrá la pena y te sorprenderá la hospitalidad de la población local.
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