La Ciudad Eterna es uno
de esos lugares que conviene visitar al menos una vez en la vida, pues
permite entender mejor los orígenes de gran parte de los pueblos
europeos. En la bellísima y siempre agitada Roma
hay un encuentro con la historia en cada esquina, y la cultura es
accesible a todos los viajeros, por humilde que sea su presupuesto.
1. PANTEÓN DE AGRIPA
“El más bello recuerdo de la antigüedad romana”, así describió
Stendhal el
Panteón de Agripa,
un impresionante edificio que el genial arquitecto renacentista Filippo
Brunelleschi jamás entendió por qué no se caía. Lo encontrarás en uno
de los laterales de la animada
Piazza della Rotonda. Apuesto a que su
inmensa cúpula semiesférica de más de 40 metros de diámetro
te deja con la boca abierta. En su día esta forma de techar supuso toda
una revolución tecnológica. En la actualidad sigue siendo la mayor
cúpula de hormigón jamás construida. Ahora se ve muy iluminada por ese
milagro al que hemos llamado electricidad pero cuando se levantó la luz
entraba al edificio solo por el ósculo de su parte superior. La
sensación de un romano al entrar en templo tal debía ser toda una
experiencia religiosa.
2. COLUMNA DE MARCO AURELIO
Si el Foro Romano tiene la exquisita Columna Trajana, la
Piazza Colona
tiene la de Marco Aurelio, que no es tan relevante artísticamente
hablando como su predecesora pero si la suficiente como para que quien
no sea ducho en la materia apenas note la diferencia. Los
30 metros que dan forma a la
Columna de Marco Aurelio
fueron levantados a finales del siglo II. Sus relieves en espiral
narran los episodios clave de la guerra de este emperador contra
marcomanos, cuados y sármatas, a quienes finalmente venció. Tiempo
atrás, la columna sostuvo una estatua del gobernante que, al llegar
1588, fue sustituida por otra de San Pablo. ¿Qué cómo la subieron allí
arriba? Por dentro de la estructura pues, en su interior, se esconde
escalera de caracol de 190 peldaños. No se lo digas a nadie, es un secreto.
3. IGLESIA DE SAN PIETRO IN VINCOLI
Aunque la fachada de la de
San Pietro in Vincoli no anime especialmente a entrar en este templo merece mucho la pena hacerlo. En su interior podrás disfrutar de una auténtica
escultura de Miguel Ángel apenas a un metro de distancia. Y es que dentro de esta basílica que alberga la
tumba del papa Julio II y las cadenas que supuestamente ataron a Pedro en Jerusalén, podrás enfrentarte a la
terribilità del mismísimo
Moisés,
una enorme estatua de mármol blanco del profeta que abrió el mar en dos
que aun sentada parece enfadada, a punto de levantarse para poner a
cada uno en su lugar.
4. PIAZZA DEL QUIRINALE
Hay dos buenos motivos para subir hasta la
Piazza del Quirinale, situada en la colina del mismo nombre. Uno es ver el
magnífico palazzo ideado por Domenico Fontana y Carlo Maderno. El otro es contemplar las
magníficas vistas de Roma
que se tienen desde este punto de la ciudad. A tus pies, aunque no a
vista de pájaro, tejados y grandes cúpulas comparten espacio. Una
estampa particularmente bella a la hora azul, justo antes de que el sol
se esconda por completo.
5. MONUMENTO NAZIONALE A VITTORIO EMANUELE II
Entre la Piazza Venecia, la colina Capitolina y el denso tráfico de Roma se levanta el
elegante Monumento Nazionale a Vittorio Emanuele II,
un gran memorial de mármol blanco erigido en recuerdo del primer rey
que gobernó sobre la Italia unificada. Esta escultura que parece un
edificio tiene en total
135 metros de largo y 70 metros de altura,
y fue diseñada por Guiseppe Sacconi a finales del siglo XIX. Atrévete a
subir su amplia escalinata para saludar a la diosa Minerva. Te estará
esperando allí sentada cómodamente sobre su cuadriga.
6. VIA VITTORIO VENETO
Déjate caer por la via Vittorio Veneto si quieres darte
un paseo digno de la Dolce Vita.
En esta céntrica y calle, atestada de comercios y cafés de difícil
disfrute para el bolsillo humilde, acostumbraban alternar los actores y
actrices de Hollywood que al final de los 50 rodaron bajo a las órdenes
de Federico Fellini. Se rumorea que
Audrey Hepburn, Gary Cooper, Tennessee Williams y hasta el mismísimo Orson Welles disfrutaron aquí como nadie durante sus estancias en la ciudad. ¡Quién pudiera!
7. PIAZZA NAVONA
¿Quién querría encerrarse en un museo pudiendo pasear por uno al aire libre? La
Piazza Navona, cuya trazado permite adivinar que en su día fue un gran estadio, está abierta las 24 horas del día. La habitan
tres fuentes barrocas entre las que destaca la de Fiumi, una de las
obras maestras de Bernini.
Las cuatro esculturas de las que mana el agua representan a los ríos
Ganges, Danubio, de la Plata y Nilo. Este último es el más fácil de
reconocer, es el que tiene la cara tapada, muchos dicen que porque no
quiere ver la
Iglesia de Santa Agnese, obra de
Francesco Boromini,
máximo rival de su escultor. Rencillas aparte, esta plaza es un
excelente lugar para empezar cualquier visita a la ciudad pues a su
alrededor se encuentran gran parte de las cosas que hay que ver. Además
está llena de artistas, entre los que destacan numerosos pintores que
estarán encantados de retratarte previo pago.
8. CIRCO MÁXIMO
No te dejes engañar por la gran explanada y los escasos asientos que
quedan hoy entre las colinas Aventina y Palatina. Este lugar fue una vez
el circo más grande de la ciudad, de ahí el calificativo de maximus. A las carreras que tenían lugar en sus
más de 600 metros de largo por más de 100 de ancho podían asistir multitudes de hasta
250.000 espectadores.
Alrededor de una spina cuyos restos se pueden intuir a simple vista
podían llegar a correr hasta 12 carros bajo los gritos de la extasiada
multitud. ¿Te lo imaginas? En la actualidad sigue siendo punto de
reunión de la juventud romana que viene aquí a echar las horas al calor
de la birra. En momentos puntuales, en el
Circo Máximo se celebran conciertos y espectáculos, como fue el caso del
Festival Live 8
en cuyo escenario se reunió un elenco de músicos del país entre los que
se encontraban, ¡cómo no! Laura Pausini, Zucchero y Nek.
9. MERCADO DE CAMPO DEI FIORI
Parece mentira que el mismo lugar que de lunes a sábado se celebra un
colorido mercado
antiguamente sirviera para ejecutar a los reos que disgustaban a la
autoridad gobernante. De hecho, en este bullicioso rincón, dijo adiós al
mundo el
matemático Giordano Bruno al ser considerado
un hereje por proponer que el sol era solo una estrella más del
universo. Poca herida queda ya de esta triste historia. En el siglo XXI
el
Campo dei Fiori
es un animadísimo sitio, tanto de día como de noche, cuando locales y
turistas se congregan allí para festejar lo que se tercie.
© Pedro Rufo / shutterstock.com
10. PEDIR UN DESEO EN LA FONTANA DE TREVI
Contemplar
la fuente más famosa de Italia sigue siendo algo gratuito. La barroca
Fontana de Trevi, la
madre de todas las fuentes de la ciudad, se esconde tras la masa de
turista que a todas horas intentan tocar el que un día fuese punto final
del Aqua Virgo, uno de los acueductos que surtían de agua a la antigua
Roma. En ella metieron mano
Gian Lorenzo Bernini, Nicola Salvi y Giuseppe Pannini,
y aún hoy lo siguen haciendo muchos otros temerarios que van a la caza
de la moneda (sin importarles la multa que esto les puede acarrear). Eso
es lo que te costará la visita al lugar, tantos euros y deseos como tú
quieras echar, pues bien es sabido que quien lanza aquí aunque solo sea
un céntimo terminará por volver a la ciudad. Por si acaso lanza tres no
vaya a ser cierto que, como cantara Sinatra, solo un deseo se cumpla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario