Hacía tiempo que quería visitar los Castillos de Jaén.
La idea era muy buena, pero ponerla en práctica no era tan sencillo. Los horarios de los castillos son terribles: muy pocas horas, sólo por la mañana o por la tarde demasiado tarde, y a eso había que sumar la distancia entre los castillos…
Lo organicé lo mejor que pude pero no salió todo como esperaba. Aún así, os comparto mi experiencia para que os sea de ayuda.
Salimos de Málaga a las 9 de la mañana con tiempo de sobra de llegar al Castillo de Alcaudete, el cual se encuentra aproximadamente a una hora y media de camino, o algo más dependiendo del tráfico.
Como ya veremos a lo largo de toda la ruta, no hay gran castillo/fortaleza sin una gran iglesia al lado.
En el caso del Castillo de Alcaudete es la Iglesia de Santa María la Mayor.
En el interior del templo se pueden observar dos partes claramente diferenciadas: el cuerpo de la iglesia, con un marcado eje longitudinal y tres amplias naves, siendo la central más ancha y alta que las laterales.
La cabecera, añadida posteriormente, destaca por sus pilares góticos y arcos ojivales o bóvedas de crucería del gótico-mudéjar.
Es una iglesia rica en imaginería.
Encontramos la iglesia llena de gente, algunos con chaqueta, otros sin ella… Por desgracia a los pocos minutos supimos la explicación: era un triple funeral.
Leímos en la web que el castillo sólo podía verse con guía y la hora de la visita eran las 11:00. A las 11.15 nos acercamos a la oficina de turismo a preguntar por ella: estaba tranquilamente tomando un café. En Jaén se toman la vida con bastante calma…
CASTILLO DE ALCAUDETE:
Es uno de los máximos ejemplos del poder que, en la Edad Media, alcanzó la Orden de Calatrava, a la que el Rey Fernando III el Santo encomendó la protección de la frontera occidental del reino de Jaén frente al reino nazarí de Granada. El castillo, uno de los mejor restaurados de España, cuenta con un centro de interpretación dedicado a su evolución histórica y, en especial, a la etapa que estuvo ocupado por los monjes-guerreros.
Entre los siglos XIII y XIV, Alcaudete se convierte en un enclave de vital importancia dentro de la frontera con el reino nazarí de Granada. De hecho, la pugna entre musulmanes y cristianos por hacerse con tan codiciada plaza fue una constante, aún después de la batalla de las Navas de Tolosa. Finalmente, se encarga a esta orden militar el control y la defensa de la frontera occidental del Reino de Jaén y serán los monjes calatravos los que levanten este castillo sobre la base del antiguo fortín árabe. Desde aquí se abastecerán y saldrán las tropas que van a participar en incursiones en territorio musulmán y aquí volverán también en busca de resguardo y aposento.
El aspecto del castillo de Alcaudete es muy similar al que tendría hace ocho siglos. El minucioso trabajo de restauración llevado a cabo ha hecho posible que buena parte de las edificaciones y estructuras de la fortaleza hayan recuperado el aspecto que debieron tener entonces.
El recinto cuenta con tres aljibes. Sobre uno de ellos, el ubicado junto a la puerta principal, se sitúa el cuerpo de guardia, encargado de controlar el acceso al castillo y comunicado directamente con el adarve de los lienzos de la muralla. En él la guía nos explica mediante una pantalla la evolución del castillo en cuanto a su construcción.
Tras la toma de Granada y el fin de los conflictos armados, el castillo perdió su función militar para convertirse en residencia al ser entregado al señorío de los Fernández de Córdoba. Los señores acometen numerosas reformas que afectan prácticamente a todas las edificaciones del castillo, incluida la Torre del Homenaje, la cual queda marcada por los tejados de las casas anexas, con hendiduras en las zonas donde dichos tejados se apoyaban.
La primera planta se transforma en un salón con chimenea.
La segunda planta, antaño uno de los espacios más importantes del castillo, se convierte, curiosamente, en un palomar. Hoy podemos encontrar cómo era la ropa interior, la cama y las espadas de aquella época, de mano de la guía.
Si subimos a la última planta podremos disfrutar de unas maravillosas vistas de Alcaudete y alrededores.
Otro de los recintos más curiosos a visitar son las caballerizas, hoy utilizadas para hacer comidas temáticas a grupos.
Como este espacio (por los animales y el estiércol) irradiaba mucho calor hacia arriba, los calatravos aprovecharon este sistema de calefacción natural para utilizar la planta superior como sala de estar y refectorio, donde comían mientras escuchaban lecturas de la Biblia.
En la visita andamos por toda la muralla pudiendo entrar en cada una de las almenas.
Además del aljibe que se encuentra en la puerta de entrada, existe otro aún más importante y restaurado de un modo original y muy bonito, ya que podemos ver la profundidad del mismo, y un juego de luces recrea el efecto del agua.
Durante la visita podréis ver varios videos explicativos. La visita con los correspondientes retrasos y el visionado de los vídeos oscila entre una hora y media y dos horas.
No facilitan mucho la visita, ya que en fin de semana sólo puede verse mediante visita guiada a las 11:00 (ésa es la única opción). La entrada cuesta 4 euros.
Coordenadas: 37.589723, -4.087487
Con algo de prisa nos dirigimos al siguiente castillo, que está a menos de media hora: el Castillo de Torredonjimeno.
Al igual que en el caso anterior, una impresionante iglesia le acompaña. En este caso es la Iglesia de San Pedro, abarrotada por las comuniones típicas en este mes de mayo. Como el castillo estaba muy concurrido por las fotos de las comuniones de los niños, entramos a visitar primero la iglesia.
Es un templo de estilo renancentista.
Destaca la techumbre de artesonado mudéjar
La cabecera del templo es, sin duda, lo más destacado. En el ábside se encuentran los frescos en los que se representa la Gloria, con perfecta simetría: en el eje central destaca la Santísima Trinidad, y a ambos lados, dispuestos en casquetes radiales, se distribuyen los ángeles y algunos personajes bíblicos.
Os dejo las imágenes que allí podéis encontrar:
Ya un poco más despejado, nos disponemos a visitar el:
CASTILLO DE TORREDONJIMENO
Sirvió de estancia para reyes y señores. En su Torre del Homenaje cuenta la tradición que se escribió el primer libro sobre el arte de torear que se conserva en España e, incluso, llegó a albergar una fábrica de aceite. El castillo de Torredonjimeno ha cumplido numerosas funciones desde que, hace más de 800 años, fuera construido por los árabes para proteger una pequeña alquería rural.
Tras su restauración, el castillo se ha convertido en un centro cultural en el que se desarrolla buena parte de la actividad de Torredonjimeno y que alberga, además, el centro de interpretación del tesoro visigodo que fue hallado en los alrededores del municipio de forma fortuita a principios del siglo XX, según nos explica el vídeo explicativo de 5 minutos que podremos ver.
Considerado el segundo legado visigodo más importante de la Península después del encontrado en Guarrazar (Toledo), sus piezas originales se encuentran hoy repartidas por varios museos españoles, pero podemos ver la réplica de una de las piezas más importantes: una corona votiva visigoda:
En la segunda planta encontramos un paseo por la prehistoria en forma de restos fósiles.
Aunque lo cierto es que no gastaron mucho en carteles informativos.
El castillo de Torredonjimeno fue construido por los árabes para proteger la población de una pequeña alquería rural. Se trataba de una fortaleza rectangular, de tamaño medio, que tras la reconquista fue ampliamente reformada por la Orden de Calatrava. De esta fase se conserva un torreón que puede verse en el patio del colegio público Puerta de Martos. La torre está unida a otra a través de lienzos de muralla de un metro y medio de espesor, si bien este último torreón, visible desde la calle Cantera, está muy alterado por remodelaciones posteriores.
A finales de la Edad Media el castillo pasa a ser residencia señorial. En el interior del recinto podemos contemplar parte de esa casa-palacio del siglo XVI en la que destacan varias de sus dependencias techadas con alfarjes polícromos de estilo mudéjar.
En la segunda planta hay un bonito piano blanco.
Y también podremos ver una exposición realmente bonita de monumentos de Torredonjimeno hechos a escala por un vecino del pueblo, donde destaca la calidad de los detalles de la Iglesia de San Pedro que acabamos de ver.
El horario en fin de semana, a pesar de que en la web ponga que es con cita previa, es de 12:00 a 14:00 y la entrada es libre y gratuita.
Coordenadas: 37.765464, -3.959310
Aprovechamos para comer allí y dar una vuelta.
No puedo dejar de compartiros el curioso tirador de la puerta de esta casa y estos dos adorables mininos.
Como, según la web, el castillo de Santa Catalina no abre hasta las cinco, nos acercamos a Martos a ver su torre e iglesia para hacer tiempo. Se encuentra a sólo 10 minutos de Torredonjimeno. Obviamente encontramos todo cerrado. La torre tiene el siguiente horario: jueves y viernes de 11:00-14:00, y sábados de 11:00-14:00 y de 19:00-21:00.
Coordenadas: 37.723522, -3.967243
En este caso, la iglesia que acompaña a la torre es el Santuario de la Virgen de la Villa.
Podemos disfrutar de unas bonitas vistas de Martos desde ella.
Nos ponemos camino al Castillo de Santa Catalina que se encuentra a menos de una hora.
Habíamos oído hablar del Parador de Jaén y de lo bello que es por dentro, así que entramos.
Tiene habitaciones realmente bonitas, sobre todo ésta de la chimenea. Por desgracia si no te hospedas en el parador el trato es bastante áspero, por lo que no pude hacer más fotos una vez que me vieron y me pidieron que no hiciera más.
La sorpresa no fue nada agradable cuando al llegar al castillo de Santa Catalina, vimos que no abrían a las 17:00 como decía la web sino que llevaba abierto desde las 15:30…
CASTILLO DE SANTA CATALINA:
Ejerció un papel clave durante las contiendas entre musulmanes y cristianos, pero, además, el Castillo de Santa Catalina tuvo también especial protagonismo durante la Guerra de la Independencia, al convertirse en un importante centro de operaciones para las tropas napoleónicas. Desde su privilegiado emplazamiento se pueden contemplar unas vistas únicas de gran parte de la ciudad de Jaén.
Tres fortificaciones llegaron a conformar la antigua fortaleza construida en la cumbre del Cerro de Santa Catalina: el Alcázar Viejo, levantado durante el reinado del Rey Alhamar, el castillo Abrehui y el Alcázar Nuevo, ordenado construir por Fernando III en el siglo XIII. De los tres, este último es el que conserva y mantiene más o menos intacta su estructura original, ya que los dos primeros fueron derruidos a mediados del siglo XX para construir el actual Parador Nacional de Turismo del que ya os he hablado.
En el primer cuarto del siglo XIX las tropas napoleónicas convierten el recinto fortificado en un gran acuartelamiento o plaza fuerte, desde la que acometen un riguroso control de la mayor parte de la provincia y, sobre todo, de los pasos estratégicos de Sierra Morena. Para ello, distribuidos entre los tres alcázares, instalaron alojamientos para la tropa regular, caballerizas, calabozos, oficinas, polvorines, y hasta incluso un hospital con cincuenta camas. De todo lo ocurrido en aquellos años sabemos por los restos que se conservan y por los planos y algunas fotografías realizadas a finales del siglo XIX y principios del XX.
Actualmente, el castillo cuenta con un centro de interpretación en el que se recrea buena parte de su evolución y de la historia de Jaén. La visita en muy interesante. Comienza por un breve vídeo explicativo de la fortaleza con la información ya mencionada y continúa con la visita a una dependencia de lo más importante: las letrinas.
Os recomiendo que os asoméis por ellas ya que no os esperaréis la impresionante caída que tiene.
Otro de los puntos interesante son las dependencias carcelarias donde un “hombre” os hablará. Acercaos a él para que os cuente su historia.
La visita seguirá andando por sus murallas y visitando las torres, entre la que destaca la torre Albarrana donde se encuentra la Capilla de Santa Catalina.
Cuenta la leyenda que Fernando III iba a desistir de tomar Jaén, cuando se le presentó en sueños Catalina de Alejandría con las llaves de la ciudad. La Santa le animó a no decaer y a los pocos días entró con éxito en la ciudad tras la rendición del rey Alhamar.
Para subir a la Torre de las Mozas y a la Torre del Homenaje os esperan bastantes escalones estrechos.
En la Torre del Homenaje encontraréis un dragón, os invito a intentar tocarlo.
En la segunda planta de dicha torre os espera una preciosa dependencia decorada con una original lámpara.
Aquí finaliza la visita al castillo, cuyo horario es de martes a sábado de 10:00-14:00 y de 15:30-19:30, y los domingos de 10:00-15:00. Domingos tarde y lunes, cerrado. La entrada cuesta 3.50 euros.
Coordenadas: 37.768072, -3.801926
Ya a las horas que son (aproximadamente las seis de la tarde) sabemos que no encontraremos ningún castillo abierto cerca, así que vamos a ver dos ruinas.
CASTILLO DE VILCHES:
Edificado en la cumbre del cerro al que da nombre, desde el castillo de Vilches el viajero puede disfrutar de unas impresionantes vistas de los valles del Guadalén y del Guarrizas, en la zona de contacto entre Sierra Morena al norte y el Valle del Guadalquivir al sur.
En la actualidad, además de los restos del primitivo castillo también puede visitarse la ermita de la Virgen del Castillo, patrona de la localidad.
De las primitivas defensas del castillo pueden verse un torreón esquinero y un pasaje-túnel cubierto con bóveda de cañón ligeramente apuntada que daba acceso al recinto amurallado. Con el paso de los años y el afianzamiento de la cultura cristiana, gran parte de las torres y lienzos de las murallas de los castillos fueron utilizados como cantera de materiales para edificar, normalmente, pequeñas iglesias o ermitas. Así ocurre en Vilches, donde se construye en el patio de armas la ermita de Santiago que, después, sería sustituida por la actual ermita de la Virgen del Castillo.
Vilches desempeñó un importante papel como punto de defensa del alto Guadalquivir y como castillo refugio para los habitantes de las alquerías de su entorno, especialmente cuando, en la segunda mitad del siglo XII, el avance de las tropas cristianas comenzó a ser una seria amenaza para Al-Andalus. Años después de ser conquistado, Fernando III engloba el territorio de Vilches dentro del término del concejo de Baeza, si bien el Rey mantuvo la tenencia del castillo durante años.
Visitamos la Ermita de la Virgen del Castillo, que tiene el siguiente horario: todos los días de 11:00 a 13:00 y de 15:30 a 20:00 horas.
Nosotros lo encontramos abierto y lleno de gente rezando.
Es una construcción militar edificada en el siglo XII.
Sólo por la cúpula de media naranja donde se encuentra la imagen de la Virgen ya merece la pena ver la ermita.
La imagen de la Virgen fue diseñada por Palma Burgos en 1950.
Me sorprende que con el curioso desnivel que hay que superar para llegar a la ermita, se encontrara llena de personas de muy avanzada edad.
El siguiente destino está a una media hora.
CASTILLO DE TOBARUELA:
La Tobaruela es ejemplo del modelo de castillo-residencia que, a finales del periodo medieval y en los albores del Renacimiento, reflejó el poder alcanzado por algunos linajes nobiliarios. Hoy sigue manteniendo prácticamente intacta su morfología original y el aspecto que presentaba allá por el siglo XV, época en la que está fechada su construcción, aunque no ocurre igual con sus dependencias interiores, que han sido muy modificadas. Esta fortificación es de titularidad privada por lo que no es posible visitar su interior.
La función del castillo de la Tobaruela no fue, a diferencia de otras fortificaciones más antiguas, la de servir de defensa o vigía, sino la de ser residencia de nobles familias de la época. Situado a apenas 4 kilómetros de Linares, de muy fácil acceso, al llegar a sus puertas el viajero se encontrará con una construcción en muy buen estado de conservación, aún a pesar de las modificaciones hechas a lo largo de los años, especialmente en las dependencias de su interior.
Probablemente el castillo fue construido sobre las ruinas de otro anterior. Al menos, ése fue el argumento dado por su constructor, D. Alonso Sánchez de Carvajal, para saltarse la prohibición de los Reyes Católicos de construir nuevas fortalezas. Con esta medida, los monarcas pretendían acabar con los continuos conflictos que surgían entre las nobles familias de la época. De hecho, el castillo de la Tobaruela fue construido en 1475, precisamente, en el marco de los enfrentamientos de Sánchez de Carvajal con don Juan de Benavides, señor de Jabalquinto. Para evitar solicitar el Permiso Real, don Alonso, sabedor de que no le sería concedido, justificó la construcción del castillo con la restauración de una antigua fortaleza, lo que le valió las airadas quejas que algunos vecinos de Linares hicieron llegar a los reyes.
Es una propiedad privada y cerrada por cancelas, pero podréis acceder por el lateral de las mismas que está abierto.
Son aproximadamente las 20.00. Podéis acabar aquí la visita y Málaga estaría a unas dos horas y media en coche. Nosotros hicimos noche en Baños de la Encina para continuar la visita al día siguiente.
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