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jueves, 19 de febrero de 2015

SOY AMANTE ¿PERO, SOY FELIZ?

Soy amante, ¿pero, soy feliz?
Un error deja de serlo cuando nos damos cuenta de las consecuencias de ese error y lo rectificamos, ¿pero qué pasa cuando a pesar de todo, continúan en la falta? Muchas son las mujeres que sin darse cuenta se convierten en amantes de un hombre casado, se involucran en relaciones clandestinas, convencidas por las mentiras y engaños del conquistador.
Cuando un hombre quiere conseguir de una mujer lo que le apetece, miente acerca de su estado civil, se congratula con la mujer con detalles y atenciones propias de un hombre soltero y se lanza a la conquista sin medir consecuencias que sus acciones cobardes acarrea, no solo para su hogar, sino también para la potencial amante que inocentemente cae en su maraña de mentiras. 
¿Pero qué pasa cuando la amante descubre que es casado y aun así continua con la relación que según ella, es lo mejor que le pudo pasar?
Un hombre que te ame, por muy perfecto que te parezca… si está casado, no es lo mejor que te podía pasar.
Después de conocer la verdad empieza otra etapa y una nueva gama de mentiras de parte del hombre, ahora ya sabe porque no lo veía los fines de semana, ahora ya sabe que no fue por el trabajo, sino porque estaba con su esposa e hijos.
  • Perdóname, no debí mentirte, pero no quería perderte.
  • Mi esposa y yo ya no nos entendemos.
  • Estoy con ella por mis hijos.
  • Eres lo que siempre espere.
  • Me trata muy mal.
  • Dame tiempo, pronto estaremos juntos.
  • Es una gritona.
  • Tú eres la recompensa a todos mis sufrimientos con ella.
Y la larga lista de etcéteras podría seguir, la mujer amante o en peligro de convertirse en amante, no se plantea así misma si vale o no la pena involucrarse o seguir en una relación que puede convertirse en una dolorosa pesadilla de la que le será muy difícil despertar, ¿Por qué no alejarse antes que la pesadilla empiece? Y si ya se está en esta relación ¿Por qué no poner en perspectiva la oportunidad de conocer a alguien sin compromisos y salir de ese triangulo que eventualmente le limitara espacio en la vida de un hombre casado?
Si un hombre encuentra justificaciones para mentirle a su esposa, con más motivos también mentirá a su amante… diciéndole lo que ella quiere escuchar.
Ningún ser humano es dueño de otro, pero tú, mujer amante, tú sí eres dueña de ti misma, de tu voluntad, de tu amor propio y sobre todo eres dueña de tu delicadeza de mujer, eres dueña de tu corazón al que debes resguardar de heridas muchas veces difíciles de sanar. Tú sí puedes evitar el dolor de una familia que muchas veces ignora la infidelidad del esposo, y lo más importante, tú sí puedes evitar tu propio sufrimiento, porque es bien sabido que el sufrimiento no se limita sólo a la esposa e hijos.
También la amante sufre, por promesas incumplidas, por momentos furtivos que solo le dejan vacío, soledad, y el dolor de saber que su relación solo se limita al espacio de la sombra y la clandestinidad, a espacios de lugares donde el hombre puede dar rienda suelta a sus instintos sin comprometer su estatus de hombre casado y respetable “devoto” de su familia.
Tomar una decisión para terminar lo que se piensa que es el amor, es de valientes, pero también de mujer inteligente, piensa mujer amante, que ellos, los hombres casados no alteran su vida ¿Por qué debes alterar la tuya? ¿A cambio de qué? Eres mujer, eres valiosa, eres bella no te conformes con sobras de lo que al casado le sobra.

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